En esta tierra de Dios todos somos iguales.

Todo comienza con un brollo. Venderán artículos regulados de primera necesidad, extintos como los dinosaurios, en tal sitio, a cualquier hora de la mañana. Pasas la raqueta al bolsillo y cuentas los cobres que tienes, sino prestas por ahi, al  que se te acerque lo suficiente para tenderle la mano con la palma abierta hacia arriba. No perdonas por la necesidad.
Te acuestas con el stress de levantarte temprano, bien de madrugada, para preparar el café  los cigarritos de la mañana y pata pa que te tengo. Derechito paso a paso a hacer la cola que cuando llegas esta muy larga. Otros pensaron igual que tu.
Todavia no ha despuntado el alba cuando comienza la faena de montar los tarantines para la venta de los artículos  Llega mas gente, jóvenes  adultos, mas que adultos, casi muy viejos. Hombres y mujeres, de todas las razas, credos y colores. En la fila todos caben, los rojos y los azules. Los rojos hablan maravillas los azules hacen suyo el silencio. En que quedo la novela ayer, preguntan, para no opinar.
Se hacen las ocho de la mañana y empieza a moverse la cola. De uno por uno llegan a cada sitio designado para comprar los productos. En este caso, azúcar  leche y arroz en ese orden. Cuatro kilos por persona. Ni mas ni menos, para que pueda alcanzar para el ultimo de la fila.
Con el sol en todo su esplendor. Los compradores lloran de sudor. Se les pega las franelas al cuerpo, Los sostenes en la mujeres irritan la comisura de los senos y en los hombres no se diga lo que pueden hacer en los testículos. Cualquier pedazo de papel, cartón o lata alivia el malestar, y el malayo viento que no sopla para refrescar.
El tiempo pasa y no volando cuando te toca tu turno. Por fin. leche, azúcar y arroz en tu poder para alimentar por unos días a los tripones. Con e dolor de tus pies brazos, columna y dolor te cabeza, haces el ultimo esfuerzo. Poner la bolsa con los doce kilos de alimento en tu cabeza para pasito a pasito dirigirte a tu casa, a esperar la próxima odisea alimentaria.
Y mientras tanto por allá, por la capital inauguran la televisión pública digital.

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