Vigilada, mirada, robada.

Todo empezó con cinco bolos en el bolsillo de su papá. Luego cambio a la cartera de su mamá. trascendió el ambiente familiar y comenzó con algún bluejean del vecino. Luego cambio, en la escuela, en el liceo en la universidad sabían de sus malas mañas. No importo dejo las instituciones educativas para labrarse su destino delictivo, los por puestos, buses, carros, motos. No había probado el sabor de sangre cuando emprendió  por asi decirlo su su senda, dando sus primeros puños, por un reloj, una gomas o simplemente cien bolos constantes y sonante. De ahi, a matar, solo un paso, no muy grande, solo de un milímetro de distancia y de un suspiro de tiempo.  Por eso, de que vale vigilada, mirada, observada si en medio pensamiento, o en un arrebato de droga o de arrecherra te quitan el suspiro de vida.

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